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Shiva, Noa y Rubén - Mayo / 2006

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Esta es la historia de una doble adopción. Rubén es un joven gijonés que en febrero adoptó una cachorra cruce de pastor alemán a la que puso de nombre Shiva. Y en el mes de mayo de este mismo año, se animó a darle una amiga y compañera de juegos, Noa. Realmente Shiva nunca conoció el abandono, fué una más de una camada de cachorros que nacieron sin estar previsto y, por descontado, con un futuro incierto. Pero de estar felizmente con su mamá y sus hermanos, pasó a ser la "hija única" de Rubén.

El caso de Noa es bien distinto. Fué abandonada en una perrera maloliente por un cazador que decidió que ya no valía para nada (afortunadamente) y que además de haberla maltratado, la abandonó por estar preñada. Sus cachorros nacieron y fueron eliminados, y durante cinco largos meses esperó que álguien se fijara en ella... una simple perra de caza.

Una de nuestras casas de acogida se había fijado en ella y deseaba sacarla de aquel infierno. Y así se hizo. Noa pasó casi tres meses en casa de Roberto y Mª José, que la cuidaron y la curaron de las heridas del cuerpo y las del alma. También procedimos a su esterilización.

Cuando en mayo, Rubén nos preguntó por ella, nos pareció una idea excelente. La prueba de fuego era que se llevase bien con Shiva. Todo fué divinamente y ahora son muy buenas amigas, aunque Rubén nos cuenta que la que domina es la pastorcita. Era de preveer...

¡AH! ¡Y lo que más les gusta a las dos es ir a la playa!

  • Shiva el día de su adopción
  • Rubén cuando adoptó a Shiva
  • Noa en la perrera
  • Noa en su casa de acogida
  • Noa en la playa
  • Noa en un jardín
  • Noa en el porche
  • Noa con Rubén en el parque
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