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Nuestra historia con este chucho comienza el buen dÃa que decidimos buscar un compañero peludo a nuestro gato persa Axel. Encontrarlo no iba a ser fácil: tendrÃa que ser no muy grande para vivir en nuestro piso y bien tranquilo para que nuestro gato no "peligrara" al convivir con él. Al ver a Boll en vivo, con su caminar parsimonioso y su tranquilidad innata optamos por él. El cruce de Bulldog inglés y Fox Terrier enfilaba para nuestra casa...
En casa, salvando los primeros dÃas que casi le da un infarto al pobre minino, la tranquilidad animal ha sido posible. Se llevan con indiferencia aunque alguna vez han intentado jugar, pero Boll es demasiado bruto para esa bola de pelo de 6 kilos. Se huelen y tal, pero están más pendientes de sus amos.
A la hora del paseo camina mansamente a tu lado. Este "perro raro", como más de una vez lo han llamado, acapara la atención pública por las calles de Gijón. Las miradas le siguen mientras Boll busca tranquilamente otro árbol que regar. Este cruce extraño no deja indiferente a casi nadie :P
Es tan sumamente tranquilo que tuvimos que esperar cerca de una semana para saber como sonaban sus ladridos. Tan tranquilo que muchas veces pasea impasible ante los ladridos nerviosos de los perros de la calle. Rara vez se "cruza" con otro perro, sólo si es grande y macho, en ese caso la ausencia de pelotas no le frena a la hora de querer demostrar a los grandotes que es el más gallito del corral.
Eso sÃ, a la hora de llegar a casa después del paseo saca el animal que lleva dentro y el sofá se convierte en su zona de juegos. Y no dudará en gruñirte y jugar contigo para que le devuelvas sus juguetes. En el fondo es un cacho de pan que te pondrá siempre la patita encima para que le hagas caso y es que este hijo de perra sabe buscarte el lado sensible.
Con nosotros el perro está feliz (¿quién puede negar la autenticidad de las fotos raperas?) y nosotros también. Pues todos contentos, ¿no?
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