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Lo primero de todo quiero comenzar mi historia disculpándome por no haberme animado antes a escribir. Creo que el papel que realiza esta Asociación, al igual que otras muchas, es vital para muchos animales que de no ser por vosotros, estarÃan muertos.
Hace más de un año decidà adoptar un perrito. Siempre habÃa sido mi sueño tener un perro, un amigo y fiel compañero, pero hasta que me independicé totalmente no me fue posible.
En un principio pensé en comprarlo, pero a raÃz de unos amigos que habÃan adoptado un gatito, la idea de la adopción fue cobrando peso en mi cabeza. Asà fue como empecé a buscar a través de Internet por las distintas asociaciones. Estaba convencida que igual que dicen que cada perro se parece a su dueño, buscándo y buscando yo encontrarÃa al que serÃa mÃo y que sabrÃa que era ese y no otro...
Y la verdad es que asà fue. Cuando và la foto de Teo automáticamente me enamoré de él. ParecÃa un peluche en aquellas fotos y además en la descripción ponÃa que era cariñoso, justo lo que yo querÃa.
Llegó a casa de mis padres un 12 de Septiembre de 2008, justo unas horas antes de que falleciese mi padre sin que nadie lo esperasemos. Llegó en aquella jaulita, sentado sobre sus cuartos traseros y con la lengua fuera... ParecÃa hasta sonreir...
Al principio yo estaba convencida que todo aquel que adopta una mascosta lo hace con la conciencia de que está salvando la vida de ese pobre animal, pero tras aquel dÃa, me dà cuenta que quien me hace cada dÃa el favor de permanecer a mi lado, no es otro salvo Teo.
Cuando llegó a mis manos, Teo tenÃa las uñas casi desprendidas. A pesar de todos los cuidados que le habÃan dado en la Asociación, no se le habÃa terminado de curar, y la verdad es que fue una dura batalla que nos llevó meses a los dos. Al principio tampoco se acostumbraba a mis ausencias a la hora de irme a trabajar. Le oÃa llorar desde abajo cuando me iba por las mañanas, y la verdad que se me partÃa el alma; y además en mis ausencias el pobre ni comÃa ni bebÃa, lo cual me preocupaba mucho más si cabe.
Poco a poco la lucha dio sus frutos: las uñitas se le curaron (puedes estar tranquila Pilar, porque ya no le han vuelto a dar problemas), los llantos cesaron en cuanto se acostumbró a la rutina, y ahora ya sólo lloringue cuando me quiere hacer chantaje o pedirme algo.
La verdad es que tener un animal, ya sea adoptado o no, te cambia un poco la vida, porque muchas de tus rutinas cambian, y mis madrugones mañaneros os aseguro q son más grandes para dejarle paseadito antes de irme a trabajar; pero lo que también es verdad es que no me imagino estar sin Teo.
Me alegra cuando viene a saludarme cuando llego, me alegra verle corretear por el parque, y me da tanto cariño que no os lo podeis imaginar... hasta me sigue por toda la casa cuando me levanto a hacer algo jejejeje.
Teo ha sido un gran apoyo para mÃ, y la verdad os digo que si no hubiese sido por él, me hubiese costado superar mucho más la muerte de mi padre.
MUCHAS GRACIAS TEITO!!!!
P.D Os dejo unas fotitos para que veais lo guapete que está
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