Enviar a un amigo/a esta historia
Hace ya más de un año llegó al Albergue un perro negro y blanco prácticamente esquelético, muy triste y abatido, huraño, con el pelo tan lleno de nudos que hasta le habÃan producido heridas. En medio de todo aquello destacaba un hermoso ojo azul. Nos dijeron que su dueño habÃa fallecido repentinamente y los familiares le habÃan llevado a una aldea lejana de donde desapareció a los pocos dÃas, algún tiempo después apareció en la casa de su dueño, se instaló en el felpudo y los vecinos nos avisaron para que lo recogiésemos. Poco a poco le fuimos cortando aquellas greñas donde no entraba la maquinilla y poco a poco de allà fué saliendo un precioso Border Collie. Se llamaba Bob. Hace ya tiempo que fué adoptado y nos han llegado fotos de su nueva vida a la que sus nuevos dueños, que están encantados con él, nos dicen que se ha adaptado muy bien y que es feliz. Un abrazo muy fuerte, Bob; ya te tocaba serlo con todo lo que pasaste.
Regresar al listado de finales felices